Por Tersites
El lunes 18 de junio me desayuno con esta noticia, en la que
el Ministro del Interior, Don Jorge Fernández Díaz, se desmelena en una
conferencia y deja que hablen las más atávicas convicciones de la derecha
española. Dice el ministro –le imagino aparentando templanza e incluso
disfrazando de tecnicismos sus palabras- que hay que “superar el
"buenismo" de la revolución de Mayo del 68, que convirtió en un valor
positivo la transgresión”. Tela
Habrá quien considere esto una salida de tono más de este
gobierno en su papel de pollo sin cabeza, habrá quien lo considere una hábil
maniobra de distracción, habrá hasta quien esté de acuerdo, concretamente toda
la derecha nacional católica. Yo creo que a Don Jorge Fernández Díaz se le
torció la boca dejando ver un colmillo cuando pronunció la frase, apretó los
puños en un gesto de autoafirmación y alzó la frente orgulloso.
No es que todo lo que pretende justificar el peculiar
racionamiento sea despreciable; mete en el mismo saco la Kale borroka, el 15M (No lo cita pero planea),
el movimiento en contra de los peajes en Cataluña, los grafitis, los ultras
futboleros,
los pirómanos y los sacrílegos,
así, sin despeinarse. Y acaba con ese mantra tan español de que todo
son derechos pero nada de obligaciones. Y cierra España.
Tanta barbaridad no debe distraernos de lo que aquí nos
ocupa: el “buenismo” que lleva la transgresión, como el odio lleva al miedo y éste al lado oscuro de la fuerza.
Dart Vader en Paris en el 68 al grito de "seamos realistas, pidamos lo imposible!" | Fuente |
Me siento abrumado ante la tarea de bucear entre las líneas
de la sentencia ministerial, minúsculo ante la potencia devastadora del
buenismo, que es ETA y Al qaeda sumando potencias. Pero, ¿qué es el buenismo?.
No se nos escapa el matiz despectivo que el ministro –y permítanme extender el
sentimiento a el sector más conservador del país- quiere darle.
El buenismo debe ser creerse aquello que pronunció Rousseau
de que “el hombre es bueno por naturaleza”, recuerdan? Si hombre! El de la
separación de poderes sobre la que debemos reflexionar según Don Felipe!. O
quizá sea una forma de bobaliconería que piensa que todos somos iguales y esas
cosas de los Derechos Humanos, cuando la fría realidad es insoportable y agria,
y alguien tiene que hacer el trabajo sucio para que usted pueda seguir viendo triunfar
a la roja desde el sofá (ordenó usted el
código rojo?!!) . Tal vez consiste en pensar que la corrupción no es
intrínseca a la cultura de la transición, peligrosísima idea!, y que, o chupamos
todos del bote o la puta al río, cuando eso no es sostenible en términos
económicos.
Es posible que el buenista sea un inocente que pretende
saber más que los expertos en economía, que pretenda incluso saber, saber! que
es lo que ocurre en las alcantarillas del Estado. Pero lo peor que debe ser un
buenista es un tío que protesta sin entender nada, porque para entender ya está
el gobierno o al menos para decir al ciudadano súbdito lo que tiene que
entender –que no es un rescate, que es un préstamo en términos muy favorables-.
¿Quieres la verdad?, ¡Tú no puedes con la verdad! Fuente |
Ya habrá deducido, avezado lector, que protestar, no creerse
lo que dicen los periódicos o simplemente constatar la evidencia del desastre se acerca peligrosamente a la transgresión.
Fíjese señor Ministro que en mi visión del mundo y sus cosas
(cosmovisión que dirían los modernos) la transgresión no sólo es un valor
positivo, sin incluso puede ser motor de progreso si esta bien entendida. Hablo
de la transgresión como la no aceptación de ideas cuando no superan mi examen
crítico. Lo que viene a ser no comulgar con ruedas de molino. Porque el extremo
opuesto, señor ministro, viene a ser aceptar sin rechistar cuantos palos
quieran ustedes –o cualquier gobierno de turno- meternos por el culo.
Yo fui educado en un colegio católico de infausto nombre,
donde se me intentó inculcar que lo decente y deseable era ser católico, y que
las dudas razonables se curaban con fe y que el papa es infalible. Me costo
mucho salir del miasmo mental que provocaron en mi cabeza infantil las misas y
los dogmas, afortunadamente el pensamiento crítico mantuvo siempre una chispa
encendida en mi cabeza y poco a poco aprendí a confiar en él, hasta que me
reveló que lo que era un sinsentido, sigue siendo un sinsentido por mucha
parafernalia y decencia de la que se quiera adornar. Otros compañeros creo que
no tuvieron tanta suerte, yo me considero muy afortunado.
Cuando las cosas no
casan, cuando chirrían, cuando directamente las alarmas gritan como locas ante
tanta barbaridad, tanta injusticia, tanto privilegio injustificado, lo ético es
revelarse. Y si no lo hacemos estamos condenados a mustiarnos como democracia,
aunque a usted y a los suyos les peligren los privilegios, que creo que es, al
fin y al cabo, lo que defienden con tanta saña cuando dicen que el buenismo y
la transgresión son el origen de los males del mundo, no vaya a ser que les
jodan el chiringuito.P.D. llamar "nueva cultura del civismo" a nuevas medidas represoras contra las protestas es sublime!, mis felicitaciones al Ministerio de la Verdad.