Presentación

¡Escucha valiente lector que te aproximas a las procelosas aguas de este blog! oye el consejo de los Dioses de la red y antes de sumergirte, lee esta entrada que es a la vez carta de navegación y aviso a navegantes

miércoles, 4 de junio de 2014

Esto no es un artículo sobre la monarquía (o casi)

Los medios de comunicación son garantes de la pluralidad democrática, dicen. Imprescindibles en un Estado de Derecho para garantizar la libertad de expresión, derecho sin el cual no es posible la democracia. Vale, ahora los hechos.
Estas son algunas de las preguntas que a mi me hubiera gustado escuchar a raíz de la abdicación de Juan Carlos I, y que no he oído ni siquiera sugerir en NINGÚN medio de los que copan el panorama oficial de creadores de opinión y otras cosas aún más feas:
¿Cómo se resuelve el conflicto entre la monarquía y el Estado de Derecho, que lastra la propia Constitución del 78 con, entre otras, las siguientes contradicciones?:
  • Art 56.3 CE- La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad.
  • Art. 57.1 CE -La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos.
  • Art. 485 C.P- Capítulo II. Delitos contra la corona
    1. El que matare al Rey, o a cualquiera de sus ascendientes o descendientes, a la Reina consorte o al consorte de la Reina, al Regente o a algún miembro de la Regencia, o al Príncipe heredero de la Corona, será castigado con la pena de prisión de veinte a veinticinco años.
    2. La tentativa del mismo delito se castigará con la pena inferior en un grado.
    3. Si concurrieran en el delito dos o más circunstancias agravantes, se impondrá la pena de prisión de veinticinco a treinta años.
EN ABIERTA CONTRADICCIÓN CON (según la humilde opinión de un servidor):
  • Art 14. CE- Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
  • Artículo 23. CE
    1. Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.
    2. Asimismo, tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que señalen las Leyes.
  • ART. 103.3 CE 3.- La Ley regulará el estatuto de los funcionarios públicos, el acceso a la función pública de acuerdo con los principios de mérito y capacidad, las peculiaridades del ejercicio de su derecho a sindicación, el sistema de incompatibilidades y las garantías para la imparcialidad en el ejercicio de sus funciones.
Esto respecto al capítulo positivista. 
También me hubiera gustado muchísimo que ante algunas afirmaciones muy locas de tertulianos primos hermanos del maestro Liendre*, alguien con un poquito de inquietud pusiese encima de la mesa -tímidamente me valía, sin siquiera alzar la voz-,  algunas objeciones que seguro que son muy demagógicas, pero es lo que tiene la libertad de expresión, el pluralismo, la democracia y la madre que parió a Panete. Cuando se dice que Felipe de Borbón esta preparadísimo (qué clase de argumento de mierda es éste?) ¿por qué nadie en el espectro radiotelevisivo se plantea que nos ha jodido mayo, no va estar preparado un señor que ha tenido todas las oportunidades del mundo, las merezca o no? (para el principito se creó hasta un plan de estudios especial). Pero la pregunta realmente era: ¿el príncipe esta preparadísimo en comparación con quién?
Cuando se argumenta que el rey es garante de la unidad institucional y de la estabilidad, hubiera sido de lo mas guay que desde el fondo de la mesa se hubiera oído: ¿qué opinan los catalanes y los vascos del rey como garante de la unidad? Luego también está el que se nos infantilice hasta el punto que necesitemos un garante o incluso un “referente de ejemplaridad” (esta me hace mucha gracia), gracias señor Felipe, pero si necesito un referente ya tengo a Carl Sagan.
Luego resulta que es necesario que el Jefe de Estado vaya por el mundo cerrando negocios con países de dudosa legitimidad democrática, y para que su labor sea fetén tiene que haber sido puesto ahí por línea consanguínea, sin estar preparadísimo ni nada, mire usted, a golpe de amiguete y campechanidad. Aquí me hubiera conformado con un modesto ¿por qué y para quien? Pero eso es pedir demasiado. Supongo.
Y así con todo, en cada canal de televisión (con honrosas excepciones como la del Wyoming), en cada emisora de radio, en cada periódico de tirada nacional. Mención especial a la supuesta ala izquierda de los medios, que, como Rubalcaba, han hecho una vergonzosa exhibición de lamido de nalgas real, defendiendo como si no hubiera un mañana la conveniencia de la monarquía y lo absurdo de un referéndum sobre la jefatura de estado, sin ser ellos nada de eso. Hablo de la SER y del País bajo la batuta de Juan Luis Cebrián. Si estos son los progresistas estamos aviados.

Papa súper-renovador. Lo dice la SER. Getty Images

En cualquier caso la ofensiva monárquica seguramente forme parte de un plan más ambicioso para lavar la cara a las instituciones, un cambiarlo todo para que todo siga igual. Habrá que ver hasta que punto la ciudadanía comulga con ruedas de molino o se plantea dónde carajo esta exactamente el cambio de Don Juan Carlos a Don Felipe, más allá de los años que acumulan. Pensar que Felipe supone una renovación porque pertenece a otra generación, obviando su estatus, privilegios y legitimidad democrática, es una tomadura de pelo del tamaño del cardado de doña Sofía.
Decía José Luis Sampedro que sin libertad de pensamiento la libertad de expresión no tiene ningún valor. Para que exista libertad de pensamiento uno debe tener información suficiente para crearse una opinión. El gran engaño de esta democracia de feria es limitar los términos del debate, plantear solo aquellas dicotomías tolerables al régimen, expulsar del foro público los planteamientos agresivos al sistema. El derecho de expresión esta garantizado, sí, pero no se puede expresar aquello que no se conoce, aquello que ha sido excluido de los términos del debate. Cuando un cuerpo extraño amenaza con cuestionar el orden establecido se le anatemiza, se le califica de antisistema, de residual y testimonial, de subcultura o directamente se agitan los miedos atávicos y se le viste de populismo, de radicalismo o directamente de terrorismo.
En eso consiste lo que se ha llamado Cultura de la Transición. Esa que intentan apuntalar desesperadamente los que viven de ella con las cartas marcadas. De nosotros depende dejarnos engañar de nuevo o volver a repartir.

* que de todo sabe pero de nada entiende

lunes, 24 de marzo de 2014

La rendición de los urbanitas


Hasta hace poco yo era un orgulloso urbanita como vosotros, aspiraba el humo de los coches con delectación y te restregaba mi cosmopolitismo por la cara a la mejor ocasión. Madrileño de Lavapiés, ahí es nada, pata negra. Pero ser guay amigos no es tan fácil, conlleva unas responsabilidades y unos posicionamientos. Hay quien se entrega a ellos con pasión desaforada cual Rosarito Flores en la voz Kids, pero algunos, Ay!, no tenemos esa pureza en la mirada y se nos hace difícil compartir el entusiasmo de ciertas posturas que serán comprometidas, solidarias y transversales –no lo dudamos- pero que también tienen un alto contenido en postureo y sobre las que tengo ciertas dudas que paso a intentar explicar a continuación.
Sea como fuere, durante mi vida en Lavapiés y como responsable de una criatura, me las vi para sacar al infante a algun espacio no asfaltado y al final de un trayecto que no supusiese esquivar manadas de turistas japoneses y atravesar un paso de cebra que podría ser una prueba de humor Amarillo (a veces uno tiene la sensación de estar entre un pelotón de fusilamiento en los pasos de cebra). A pocos metros de casa apareció la solución: los vecinos se habían hecho con un descampado cedido por ayuntamiento para crear un parque autogestionado.
Aclaremos algo, soy defensor incondicional de la movilización ciudadana y pasando por alto que el descampado es feo como sólo un descampado puede serlo, la iniciativa me parece genial y debería haber más gente como ésta que presta su tiempo y su inteligencia al servicio de la comunidad.
Dicho esto no puedo evitar que todo este movimiento me deje un regusto a rendición, a abandono. Soy un romántico que aún considera vigentes los postulados de Rousseau, que aún cree en el contrato social y en lo público como la verdadera riqueza de los desheredados. Creo en los parques públicos. Y creo en la política como voz de los que no tienen otros medios para hacerse oír. Cuando veo espacios como “esto es una plaza” me pregunto porque se ha creado un parque desde un colectivo que intenta representar los legítimos intereses del barrio, cuando deberían reclamar lo que es suyo: el ayuntamiento y su obligación de hacer parques públicos.
Sin embargo se cede al enemigo el terreno; estos ya no son nuestros parques ni nuestra política, así que nos hacemos nuestros propios parques, más cutres, peor equipados y que debemos mantener nosotros. No sé como se puede inquietar así a la administración, abandonando cualquier pretensión de hacerla propia y entregándosela a los cafres que ahora nos gobiernan.
Dos son las contestaciones a lo que aquí planteo: la primera, y mas obvia, es que este sistema es sordo y ciego y esta más preocupado por volar los puentes que unen la ciudadanía con la política que en devolverla a sus legítimos dueños. Es cierto, pero eso sólo significa que la lucha es más difícil, no que haya que abandonarla. La segunda partiría de unos postulados políticos que sin bien no desprecio, no comparto: si lo que se pretende es acabar con el Estado y autogestionarse, la vieja tradición anarquista que aun colea, nos llevamos el debate a otra parte, pero no tengo tanta confianza en el ser humano como para apoyar la idea.
Lo que aquí ejemplifico con un parque tiene su reflejo en muchas manifestaciones del pensamiento progresista en España: Las críticas contra la inutilidad del Senado arrecian con argumentos de tal calado que nadie podría defenderlo. Sin embargo yo siempre me he preguntado por qué no en vez de eliminarlo, se refunda para el cometido para el que se creo y que nunca se le dejó tener: el de la representación territorial frente a la política que detenta el Congreso.
Esa misma pátina de aparente rebeldía se cuela en movimientos como el crowdfounding que aquí se despelleja sin piedad. (Aunque he de decir que no comparto toda la inquina que vierte el autor).
En definitiva, y como si de una asamblea del 15M se tratara, propongo no ceder un centímetro de lo público en vez de fundar un estado paralelo, reconquistar (si es que alguna vez fueron nuestras) las instituciones, restituirlas en su valor originario si lo tienen; antes de dar por desahuciado al enfermo habría que intentar atajar la infección.