Por: Excusatio non petitasA veces es fácil explicar las cosas a un niño de 7 años.
-¿Que es eso de las elecciones, papá? - me dice mi hijo mientras se termina un yogur de postre. En la tele están emitiendo el sumario del telediario y han salido unos tíos con barbas perorando delante de convencidos entusiastas agita-banderines. Fregar los platos de la cena no me impide responderle.
- Dentro de poco vamos a elegir quien nos va a gobernar.
- ¿Algo así como el jefe?
- Sí, algo así.
Vale, dentro de poco NO vamos a elegir quien nos va a gobernar. Las elecciones son para constituir un parlamento (y, vale, también un senado), del que saldrá un presidente del Gobierno posteriormente, dependiendo de los votos, alianzas y demás marrullerías políticas. Pero la idea más o menos está clara. Entre todos los españoles, decidimos quien va a ser el jefe de todos nosotros.
Luego cae la bomba. Sí, a veces es fácil explicar las cosas a un niño de 7 años...
- Y al rey, ¿quién lo elige?
... y a veces no lo es tanto. Mientras coloco un vaso en el escurridor suspiro. ¿Por dónde empiezo? Es tarde, estoy cansado, aun me queda media pila por fregar y, con la que está cayendo fuera, experimentar ese momento tan especial en el que el-perrito-blanquito-algodonoso-adorable se convierte en el-puto-perro-de-los-cojones cuando toque bajarle a pasear. Porque la primera respuesta que sale es que nadie elige al rey, que simplemente por la unión de cierto espermatozoide que ha salido de cierto testículo (en este caso hay dos opciones) de un cierto ser humano varón con cierto óvulo dentro de las trompas de Falopio de cierto ser humano hembra, ¡ya tenemos un rey! Nada de subterfugios, elecciones y demás atrasos culturales. El caso es que no me apetece plantear esta noche estos conceptos. Comprendedme.
Así que le digo la verdad; o más bien, otro aspecto de la verdad.
- Al rey no lo elegimos. Nos vino impuesto. Unos señores hace mucho tiempo decidieron que teníamos que tener un rey.
Porque la cosa es así de sencilla. En general, entiendo que una inmensa mayoría estamos de acuerdo con las reglas de la democracia. A partir de ahí nos quejamos de su cumplimiento, pero partiendo de la idea de que la democracia más o menos es lo que vale para entendernos entre todos. Sí, ya sé que hay muchos que piensan que la democracia es eso tan bello en lo que vivimos hasta que votas TÚ, pero eso lo dejamos para otro día. El asunto primordial es que todos pensamos que elegir de alguna manera plebiscitaria a un presidente de Gobierno, como concepto, así, en plan figurita de Yadró para poner en la estantería encima del televisor, es algo muy bonito. Todos de acuerdo. El concepto "rey" ya es otra cosa. Ahí muchos, cada vez más, pensamos que el tema rey es algo precioso y molón, sí, pero para fantasear historias en plan "Juego de tronos". Como concepto real (del inglés "real", no "royal"), el asunto no tiene mucho recorrido en una sociedad que se quiere llamar así misma seria. Porque un rey no es más ni menos que un jefe de estado que no es elegido por votación, sino por vía hereditaria. Como mi padre fue rey yo soy vuestro Jefe de Estado. Es así, y punto.
Hay aristas que considerar. En Reino Unido y en algún otro país europeo también hay monarquías: ¿es que no son serios esos estados? La respuesta corta es no. No son serios. La larga es que no son serios porque son monarquías. Y la más larga es que no, no son serios porque son monarquías y dejando de serlo serían más serios. No me hagáis esgrimir el argumento de lo de si los demás lo hacen yo también me tiro por la ventana.
Aunque mirando mejor estas aristas, lo de la monarquía que sufrimos en este país tiene más gracia. Como dije, al rey no lo elegimos: nos vino impuesto... por Franco, el anterior Jefe de Estado. ¿Pero no habíamos quedado en que eres Jefe de Estado si tu padre lo era, que ese es el concepto de monarquía? Bueno, es que el anterior Jefe de Estado lo que hizo fue restaurar la Monarquía que la Segunda República había derrocado... Pero lo hizo con mucho cuidado, tomándoselo con calma, durante cuarenta años de dictadura... Pero entonces, ¿qué fue el franquismo? ¿No fue una prolongación de facto de la República, por mucho que nos hayan vendido una moto, si el Jefe de Estado no era un rey? ¿No fue de facto una Restauración en el 75 la muerte de Franco? ¡¡¡¿¿¿Pero alguien me puede decir cómo le voy a explicar esto a mi hijo sin que se ría de lo pardillos que somos???!!!
Otros esgrimen otro argumento: Jefe de Estado hay que tener, lo mires por donde lo mires. Alguien que, como dice Wikipedia, "representa su unidad y su continuidad ante el Estado mismo y el mundo". En otros Estados, ya que tenemos un Presidente del Gobierno, aprovechamos y le ponemos también la gorrita de Jefe de Estado. En otros, son dos personas diferentes. Da lo mismo. En nuestro caso, hay gente que piensa que qué mejor que una persona que haya sido desde niño preparado para ello. Hmmm, vale, compro el argumento. ¿Qué mejor que una persona así? Lo que ocurre es que mientras tú piensas en alguien de la Familia Real, y que la continuidad sea porque, literalmente, le sale de los cojones, en mi caso yo pienso que sería mejor otra persona, no sé, alguien culto, con estudios, idiomas, cierto pensamiento crítico. Y llega ese señor de la esquina, que nos ha oído hablar sobre esto y piensa que también le gusta la idea, pero que ni el príncipe de sangre azul ni mi plebeyo, sino su sobrinito, al que le están también preparando desde pequeño. ¿Qué hacemos si llega una cuarta persona? ¿Y una quinta? ¡Por mucho menos empezamos hace tiempo alguna guerra Carlista que otra! ¿Tiene más derecho el primero? ¿Basándose en que la Familia Real es un ejemplo de concordia (cofdivorcioinfantacof), buenas maneras (cofMarichalarcocainómanocof) o alta moral sin tacha (cofUrgandarínysuagujeritodemillóndeeuroscof)?
Alguien levanta la mano en el fondo de la sala: ¿que Franco no nos impuso al Rey? Al votar la Constitución, explícitamente los españoles del 78 eligieron la monarquía parlamentaria. Es una forma de verlo. Otra es verlo como parte del argumento son-lentejas. Que yo sepa, no se presentó un ramillete de posibilidades donde elegir, sino un único paquete que si quieres lo tomas y si no, lo dejas. Una Constitución en la que, entre derecho a trabajo y derecho a una vivienda digna, algún artículo por ahí nos definía el país así. Y, por supuesto, la parte importante del párrafo es "los españoles del 78". Gente a la que hay que agradecerle muchas cosas, sí, pero DEL SETENTAYOCHO. Hace un tiempo ya, ¿no?
También hay gente que no defiende directamente a la monarquía, pero que nos trata un poco como si fuéramos borderlines. "¡Justo! ¡Ese es el principal problema de España! ¡Con quitarnos la monarquía de encima solucionamos el paro, el acceso a la vivienda y demás lacras!". No, es evidente que no, que hay problemas más acuciantes que resolver que el de la Jefatura de Estado hereditaria. Pero eso no significa que tengamos que aguantarnos sin quejarnos de la incongruencia del modelo.
Y me temo que el gran enemigo del republicanismo es que la monarquia no representa un problemón al Estado español. Es una "institución", como la quieren llamar, que no sale excesivamente cara. Hacen su trabajito de representarnos por el mundo, ofician de payasetes sociales (que si las bodas, que si el Froilán, que si las infantitas, que ricas que son, cuchi, cuchi...). No ha habido escándalos especialmente llamativos (aunque Urdangarín apunta maneras). En definitiva, nos quedamos con la opción de resignación, muy probablemente apuntando al sentimiento de la Transición de no menear mucho el asunto, que nos quedamos sin democracia... Con el tiempo, la cosa madurará, y si es más o menos seguro que tendremos un Felipe VI, ¿habrá una Leonor I?
Salgo del ensimismamiento. Al niño parece que la respuesta no le ha satisfecho, pero no me pregunta más. Al terminar el postre, ha cogido el mando y está viendo a Chowder. La serie tiene el mismo nivel de congruencia que esta monarquía parlamentaria, pero por lo menos es más divertida. Hay chistes de eructos y pedos.