Los medios de comunicación son garantes de la pluralidad
democrática, dicen. Imprescindibles en un Estado de Derecho para garantizar la
libertad de expresión, derecho sin el cual no es posible la democracia. Vale,
ahora los hechos.
Estas son algunas de las preguntas que a mi me hubiera gustado escuchar a raíz de la abdicación de Juan Carlos I, y
que no he oído ni siquiera sugerir en NINGÚN medio de los que copan el panorama
oficial de creadores de opinión y otras cosas aún más feas:
¿Cómo se resuelve el conflicto entre la monarquía y el Estado
de Derecho, que lastra la propia Constitución del 78 con, entre otras, las
siguientes contradicciones?:
-
Art 56.3 CE- La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a
responsabilidad.
- Art. 57.1 CE -La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos.
-
Art. 485 C.P- Capítulo II. Delitos contra la corona
1. El que matare al Rey, o a cualquiera de sus ascendientes o descendientes, a la Reina consorte o al consorte de la Reina, al Regente o a algún miembro de la Regencia, o al Príncipe heredero de la Corona, será castigado con la pena de prisión de veinte a veinticinco años.
2. La tentativa del mismo delito se castigará con la pena inferior en un grado.
3. Si concurrieran en el delito dos o más circunstancias agravantes, se impondrá la pena de prisión de veinticinco a treinta años.
EN ABIERTA CONTRADICCIÓN CON (según la humilde opinión de un servidor):
- Art 14. CE- Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
- Artículo 23. CE
1. Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.
2. Asimismo, tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que señalen las Leyes. - ART. 103.3 CE 3.- La Ley regulará el estatuto de los funcionarios públicos, el acceso a la función pública de acuerdo con los principios de mérito y capacidad, las peculiaridades del ejercicio de su derecho a sindicación, el sistema de incompatibilidades y las garantías para la imparcialidad en el ejercicio de sus funciones.
Esto respecto al capítulo positivista.
También me hubiera gustado muchísimo que ante algunas
afirmaciones muy locas de tertulianos primos hermanos del maestro Liendre*, alguien
con un poquito de inquietud pusiese encima de la mesa -tímidamente me valía,
sin siquiera alzar la voz-, algunas
objeciones que seguro que son muy demagógicas, pero es lo que tiene la libertad
de expresión, el pluralismo, la democracia y la madre que parió a Panete.
Cuando se dice que Felipe de Borbón esta preparadísimo (qué clase de argumento
de mierda es éste?) ¿por qué nadie en el espectro radiotelevisivo se plantea que
nos ha jodido mayo, no va estar preparado un señor que ha tenido todas las
oportunidades del mundo, las merezca o no? (para el principito se creó hasta un
plan de estudios especial). Pero la pregunta realmente era: ¿el príncipe esta
preparadísimo en comparación con quién?
Cuando se argumenta que el rey es garante de la unidad
institucional y de la estabilidad, hubiera sido de lo mas guay que desde el
fondo de la mesa se hubiera oído: ¿qué opinan los catalanes y los vascos del
rey como garante de la unidad? Luego también está el que se nos infantilice
hasta el punto que necesitemos un garante o incluso un “referente de
ejemplaridad” (esta me hace mucha gracia), gracias señor Felipe, pero si
necesito un referente ya tengo a Carl Sagan.
Luego resulta que es necesario que el Jefe de Estado vaya
por el mundo cerrando negocios con países de dudosa legitimidad democrática, y para
que su labor sea fetén tiene que haber sido puesto ahí por línea consanguínea, sin
estar preparadísimo ni nada, mire usted, a golpe de amiguete y campechanidad.
Aquí me hubiera conformado con un modesto ¿por qué y para quien? Pero eso es pedir
demasiado. Supongo.
Y así con todo, en cada canal de televisión (con honrosas
excepciones como la del Wyoming), en cada emisora de radio, en cada periódico
de tirada nacional. Mención especial a la supuesta ala izquierda de los medios,
que, como Rubalcaba, han hecho una vergonzosa exhibición de lamido de nalgas
real, defendiendo como si no hubiera un mañana la conveniencia de la monarquía
y lo absurdo de un referéndum sobre la jefatura de estado, sin ser ellos nada
de eso. Hablo de la SER y del País bajo la batuta de Juan Luis Cebrián. Si
estos son los progresistas estamos aviados.
Papa súper-renovador. Lo dice la SER. Getty Images |
En cualquier caso la ofensiva monárquica seguramente forme
parte de un plan más ambicioso para lavar la cara a las instituciones, un
cambiarlo todo para que todo siga igual. Habrá que ver hasta que punto la
ciudadanía comulga con ruedas de molino o se plantea dónde carajo esta
exactamente el cambio de Don Juan Carlos a Don Felipe, más allá de los años que
acumulan. Pensar que Felipe supone una renovación porque pertenece a otra
generación, obviando su estatus, privilegios y legitimidad democrática, es una
tomadura de pelo del tamaño del cardado de doña Sofía.
Decía José Luis Sampedro que sin libertad de pensamiento la
libertad de expresión no tiene ningún valor. Para que exista libertad de
pensamiento uno debe tener información suficiente para crearse una opinión. El
gran engaño de esta democracia de feria es limitar los términos del debate,
plantear solo aquellas dicotomías tolerables al régimen, expulsar del foro público
los planteamientos agresivos al sistema. El derecho de expresión esta
garantizado, sí, pero no se puede expresar aquello que no se conoce, aquello
que ha sido excluido de los términos del debate. Cuando un cuerpo extraño
amenaza con cuestionar el orden establecido se le anatemiza, se le califica
de antisistema, de residual y testimonial, de subcultura o directamente se
agitan los miedos atávicos y se le viste de populismo, de radicalismo o
directamente de terrorismo.
En eso consiste lo que se ha llamado Cultura de la Transición. Esa que intentan apuntalar desesperadamente los que viven de ella
con las cartas marcadas. De nosotros depende dejarnos engañar de nuevo o volver
a repartir.
* que de todo sabe pero de nada entiende