Presentación

¡Escucha valiente lector que te aproximas a las procelosas aguas de este blog! oye el consejo de los Dioses de la red y antes de sumergirte, lee esta entrada que es a la vez carta de navegación y aviso a navegantes

viernes, 20 de septiembre de 2013

El increíble hombre burbuja


Poco después de la masacre de Breivick en Noruega me encontraba yo cenando en Roma con unos amigos (se que la referencia a Roma es innecesaria pero yo también me las quiero dar de viajado). Había trascendido la noticia de que el asesino tenía tendencias ultracatólicas y de extrema derecha. El tema sirvió de sobremesa, y yo, ácrata e imprudente, lance sobre el mantel este detalle, que fue recogido como un guante por mis interlocutores que profesaban la fe del Vaticano. Rápidamente se afanaron en desvincular las posibles motivaciones religiosas del psicópata con sus actos. Ahí comprendí que me metía en un jardín de consecuencias imprevisibles y la estancia en Roma estaba siendo agradable, así que reculé, pero no pude resistirme a dejar la firma del zorro. Quise zanjar el tema con la frase del premio Novel (si, caí en la falacia de autoridad, mea culpa) Steven Weinberg:
Con o sin religión siempre habrá buena gente haciendo cosas buenas y mala gente haciendo cosas malas. Pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta la religión.
Fue una retirada en falso, ya que encendió un poco los ánimos. Mis interlocutores optaron por la defensa de la diferencia, viniendo a decir que las cosas malas se dan en el Islam y otras religiones de salvajes, pero que el cristianismo es la buena, la pata negra, la civilizada, prácticamente la cuna de la democracia y la garante de los derechos humanos. Vamos que el Papa no se había inventado la alianza de civilizaciones porque eso es una cosa de socialistas.
Quise argumentar que la base teórica de todas las religiones sin excepción es exactamente la misma y que si en occidente hemos tenido algún conato de democracia ha sido a pesar de la religión y no precisamente gracias a ella, pero afortunadamente, el camarero vino a por la comanda y la sangre no llegó al río.
He venido comprobando que este razonamiento donde el individuo piensa que las cosas pasan en otro sitio o en otra época esta asombrosamente extendido entre nosotros; este “pensamiento burbuja” es aquel que excluye cualquier conflictividad de nuestro entorno y crea una sensación de falsa seguridad, de continuidad y estabilidad ad aeternum que no resiste el más mínimo análisis crítico. En algunos casos, los logros conseguidos se tienen como inmutables, en otros el pasado ignominioso es una nebulosa que no puede regresar. Hay veces en los que una inexplicable configuración genética impide que nosotros caigamos en barbaridades que sólo pasan en el extranjero. Aquí eso no podría pasar, ahora las cosas son muy distintas… 

Pobreza? en el siglo XXI? en España?  no lo creo

Para el burbujista la policía torturaba, si , pero eso era antes, ahora los guardias civiles son amables ciudadanos que te ayudan si tu coche se avería. Para el burbujista todo el aparato de la dictadura se evaporó allá por el 75 y todo se volvió respeto a los Derechos Humanos y a la convivencia. Para el burbujista quien defendía ferozmente las leyes fundamentales del Régimen acata, sin asomo de paradoja, la Constitución del 78 y forma parte, con total normalidad democrática, del partido en el gobierno.
Últimamente han reaparecido en las noticias muchas manifestaciones de carácter indiscutiblemente fascista. No se lo llamamos nosotros, los protagonistas de estos actos llevan a gala tal denominación y reivindican el fascismo con descaro. Para el burbujista, este fenómeno es una anomalía despreciable, algo que pertenece al pasado y a países menos desarrollados (como Grecia). Una pincelada pintoresca en el apacible cuadro que surgió de la Transición –verdadero mojón de la historia de España que marca el inicio del antes y el ahora, de la España moderna, democrática (y aún católica) y la barbarie anterior y exterior-
Yo, desconfiado que es uno, estoy bastante alarmado con lo que veo y por lo poco que conozco la condición humana, tengo miedo de que sea cierto aquello de que quien olvida su historia esta condenado a repetirla. Al fin y al cabo solo han pasado 76 años desde que nos matamos los unos a los otros en este país (con uno de los bandos defendiendo el fascismo) y 38 desde que se acabaron 40 años de dictadura del bando ganador (fascista). Será quizás que no queremos mentar a la bicha para no invocarla?, será que no solo tenemos que parecer democráticos sino también serlo? Mi abuelo decía que las cosas nunca pasan hasta que pasan. Al tiempo

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